- No le hagas promesas que no vas a cumplir, a un alma inocente.
- Ni siquiera reconoces tu destino, vas a poder reparar el de los demás, no trates de ser el héroe en esta noche, el Oráculo ha hablado y ambos sabemos muy bien cuales serán las consecuencias de mi siguiente paso.
- ¿Qué piensas hacer? Aquí estoy, esperando, mi silencio no le ha dado indicios, seré su protector, durante más ignore lo que suceda será mejor para todos,
- Como puede suceder que un ser, por el cual corre sangre en sus venas sea tan débil; proteger, no menciones esa palabra cuando no estás siendo conciente de su significado en este preciso instante.
- No sé si tenerte lástima o preocuparme, y a la vez no sé si tenerme misericordia o culpa, pero sólo estoy seguro de esto, daré mi vida a cambio de la suya; me asustas pero no lo suficiente como para no hacer lo necesario.
- Estás cansado de vivir así, lo das todo por un ser que ni siquiera espera que vuelvas, eres patético, no mereces seguir respirando, todo lo que ella mueve en su pequeño mundo te hace tan infeliz; sentimiento incoloro, más dolorosos no pueden haber sido tus días junto a ella, aunque te prometa lo contrario y te hable amor en versos, vales lo mismo que un objeto que se logra cambiar con facilidad, no significas nada importante en su vida.
Mira, no hay febo que te caliente, está oscuro, sólo estamos nosotros dos, nadie nos ve más que nuestros reflejos en tus lágrimas… acércate, déjame ser tu salvación y entrégame tu cuerpo y tu alma, déjame ayudarte a cicatrizar y olvidar tus heridas, no volverás a sentir el sufrimiento cotidiano de los mortales, no sentirás nada más.
Ahora, fragmento temporal en el que sonido cesó, no más pensamientos ni palabras; no le quitó la mirada, lo hacía directo a sus clisos, veía el portal del infierno. El Bucéfalo avanzó hacia el Unicornio, a los cuatro pasos sus extremidades delanteras se elevaron para hacerle frente y cubrirlo con una sombra de fuego, instauró sus pezuñas en la ceniza del matorral.
- Vas a morir, ¡tienes que morir!...
Perdió la conciencia mientras escuchaba su epitafio.
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